Nuestra tierra

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Conil de la Frontera; pueblo pesquero blanco de aguas azules, barrios de callejones estrechos y elegantes patios de vecinos decorado con sus coloridas flores, playas infinitas de arena fina, acantilados acompañados de sus pitas y preciosas calas vírgenes como el primer día.

Localidad con una gastronomía única, su ambiente especial, sus bares y restaurantes con platos y tapas que solo podrás encontrar en nuestra localidad.

¿Y “el pescaito frito”? ¿qué decir de él? un manjar de nuestros antepasados aún con su gran fama y exquisito para cualquier paladar.

Su carne roja de raza retinta con su peculiar textura y su atún rojo de almadraba tan típico como la blancura de su pueblo.

Pueblo de pocos habitantes que por día crece con gente hospitalaria, personalidad alegre y con ganas de pasar un buen rato de convivencia en sus peculiares calles.

Su vida nocturna en su casco antiguo es la mejor opción para aquellos que quieran alargar un poco más la noche, con gran variedad de pubs en sus noches más alegre e infinidad de cócteles, tanto los más modernos como los clásicos que todos conocemos.

Sin duda un enclave especial con su brisa marinera y sus noches de luna llena.